Apuesta por ti, libera tus miedos.
El ser valiente, apostar por lo que uno cree en coherencia con tu estilo de vida, te ayuda a crecer interiormente y a que tu inteligencia emocional madure.
Con los años que una tiene y con la vida recorrida, todavía me sorprendo a mi misma desvariando del por qué la raza humana siente la necesidad de hacer daño al resto de la humanidad más cercana a ella…
Como sigo siendo la «inocente», que cree en las actitudes y palabras de las personas, corro el riesgo de tropezar una y otra vez con la misma piedra… pero lo que si tengo claro, es que seguiré apostando por las personas, porque soy egoísta y así vivo mejor, más feliz, con mi conciencia más tranquila y sobretodo, porque nunca sabes cuando le puedes cambiar la vida a alguien, simplemente por escucharla…
Los miedos hacen que nos comportemos como animales irracionales muchas veces, y otras, perfectamente racionales, con estrategia de cómo hacer el mayor daño posible «al contrincante». Y digo bien los miedos, porque son el mayor mal….
- ya que si me tienes envidia de lo que tengo, es porque tu miedo a ser inferior es tan grande que te ciega para que no valores todo lo que te rodea;
- ya que si me insultas, es porque tu miedo a perderme es tan grande, que te ciega para que no veas a la persona que eras cuando estabas conmigo;
- ya que si me desprestigias, es porque tu miedo a ser mediocre es tan grande, que te ciega para que no veas todo lo grande que eres en tu profesión;
- ya que si me gritas, es porque tu miedo a perder el control es tan grande, que te ciega para que no veas a las personas que intentan ayudarte;
- ya que si me engañas, es porque tu miedo a ser débil es tan grande, que te ciega para que no veas lo buena persona que eres;
- ya que si me odias, es porque tu miedo a la soledad es tan grande, que te ciega para que no veas lo acompañado que estás.
- etc., etc, etc…
Yo no soy nada para que me envidies, me engrandezcas, me admires, me valores, etc… sólo he decidido ser feliz… Hoy y ahora…
Por eso me quedo:
- con la lealtad de mis amigos y de los que quieran serlo,
- con la honestidad de los compañeros de profesión y de los que quieran serlo,
- con la sinceridad de mis hijos, de mi familia y mis allegados,
- con el respeto hacia mis relaciones personales,
- con los buenos momentos vividos,
- con el amor entregado,
- con la serenidad que he adquirido,
- con la paciencia que he trabajado,
- y con la seguridad de que cada vez que me caiga, volveré a levantarme.
Adaptación de un artículo en mi antiguo blog Diario de una mujer actual, de fecha: marzo 2011.