Desde que terminé de estudiar, siempre he seguido aprendiendo, formándome en otras áreas que me completaban y me parecía interesantes para mi desarrollo profesional y personal.
Soy alumna, soy docente y empresaria.
Por ejemplo:
- El aprender técnicas de maquillaje, ha hecho que ahora, pueda crear contenido con conocimientos específicos y técnicos, avalados por varios certificados y diplomas.
- El aprender a programar y reciclarme en aplicaciones móviles, ha completado mi visión global para recomendar a un cliente la tecnificación de su modelo de negocio o comentarle todos los impedimentos con los que se va a encontrar.
- El aprender sobre medicina alternativa, buscando base científica, ha hecho que sepa como localizar las últimas publicaciones médicas, respaldadas por buenas universidades o algún que otro laboratorio o revista especializada.
Por todo esto, he sido y sigo siendo alumna de muchos centros homologados, centros privados, academias con titulaciones propias, y por supuesto, de la gran universidad que es internet. Así que conozco de primera mano los cursos: presenciales, semipresenciales, online, mixtos, etc…
Esto viene a colación de que, hace unos meses, solicité la preinscripción en unos cursos para personas ocupadas semipresenciales y online (ya que no dispongo de más tiempo) para comenzar a realizar este próximo curso, en una prestigiosa asociación de empresarios locales. Muchos de esos cursos tienen títulos muy «rimbombantes» y terminas seleccionándolos por intuición, ya que exactamente no sabes que te van a enseñar; incluyendo, además, palabras del tipo «Superior», «Experto», «Profesionalidad», «Formadores», «Virtual».
Una vez preseleccionada en un curso semipresencial de 60 horas y el resto, online; me solicitan toda la documentación necesaria para la justificación frente a los organismos pertinentes. Cosa que hago inmediatamente. Llegados a este punto, en un curso de «Experto en ….» me exigen haber realizado antes uno «Superior de …» en el mismo centro donde se va a celebrar este. Les indico que ese curso superior podría corresponderse con una certificación de profesionalidad de la que ya dispongo, realizada en una universidad española con más 250 horas online y con la justificación homologada, se las envío. Unos días después me responden que dicha certificación no me sirve para justificar su curso «Superior de … » en una entidad privada.
A lo que me hace llegar a esta reflexión:
- yo no sé quien es el profesorado, si está validado para impartir dicho curso o era amigo de alguien o ha hecho varios cursos para homologarse en dicha temática o sólo es un profesional que conoce el tema porque ha trabajado en él.
- que temario tiene el curso, si tiene homologación estatal o título propio o si es una mezcla de varios.
- cuál es la distribución del tiempo de asistencia,
- qué metodología van a aplicar,
- qué campus virtual se utilizará, etc…
¿Por qué yo debo confiar plenamente en un centro que está poniendo en duda mi valía?
¿Cuando luego, te das cuenta que los baremos de elección no son iguales para todos?
¿Cuándo la descompensación de formación de unos alumnos y de otros es tan grande?
El mundo docente ha cambiado mucho en los últimos 5 años. No se puede enseñar igual que antes porque las necesidades no son las mismas. No debes dar por sentado que alguien que utilice el correo electrónico sepa utilizar una plataforma MOODLE, para dinamizar a los alumnos de su curso. Pensar eso, es como aceptar que cualquiera que trabaja en un tema, sabe enseñarlo.
La parte práctica es casi la más relevante, porque el temario y conceptos a estudiar los encontramos en cualquier parte en internet. Lo importante es hacernos comprender lo que nos enseñan, que lo ejercitemos y que lo interioricemos para que cuando lo pongamos en marcha, sea muy sencillo.
Conseguir eso en los alumnos no es fácil, ni sencillo y nadie te lo enseña, porque tienes que adaptar el temario al nivel del curso y motivarlos para que sea nutritivo para todos…. pero claro, eso es agotador y no siempre lo pagan.
Los «churricursos» no valen, el curso será de poca calidad y las encuestas serán malas, pero ¿quién hace el seguimiento de esas encuestas? ¿realmente se hace seguimiento de esos cursos para las siguientes ediciones?
Esfuércense un poco, que algunos hemos hecho muchos cursos y eso nos da un bagaje para saber cuando las cosas se hacen bien y cuando no. Queremos salir cada clase con la sensación de: «Cómo se lo han currado estos profesores o este centro», no con que somos un número en el total de una ficha.
Mientras se sigan dando subvenciones por volumen, en vez de por calidad, seguirán habiendo «churricursos» que no te servirán ni para rellenar un currículum o presentarlo a una entrevista de trabajo.
¿A cuántos cursos ha ido que luego no eran nada de lo que te prometieron? ¿en cuántos cursos, talleres o seminarios has ido en los que el profesor leía el temario durante toda la clase?
Espero tus aportaciones.